Mi león aúna respeto y cariño.
Es el rey de los animales y el amado Leo.
Por eso alza los belfos para sonreír, pero presenta los colmillos.
Goza de una exuberante melena, pero la corona real tiene su correspondencia serena en una especie de rizo iroqués.
Y Leo se rasca pensativo tras la oreja, por esa cadena asociativa.